LA ENERGÍA EN ESPAÑA

La dependencia energética de España se sitúa en el 70,8%, muy por encima de la media de la Unión Europea (53,8%), según los últimos datos publicados por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo en el Balance Energético 2012. Esto supone que en España, del total de energía consumida, solamente el 29,2% corresponde a energía autóctona.
La energía primaria utilizada en España proviene en un 75,3% de combustibles fósiles altamente contaminantes (petróleo, gas y carbón). Esta característica del suministro energético nos aleja de los compromisos del Protocolo de Kioto (ratificado para el periodo 2013-2020), un protocolo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), y un acuerdo internacional, que tiene por objetivo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global, como por ejemplo el CO2.
Las energías renovables (no solamente) reducen las emisiones de gases de efecto invernadero al no generar CO2, a la vez que también garantizan un suministro energético autóctono y seguro, sin dependencia de recursos o tecnologías externos. En este sentido, la Directiva 2009/28/CE, del Parlamento Europeo y del Consejo de 23 de abril de 2009 establece un marco común para el fomento de la energía procedente de fuentes renovables

  Producción nacional y autoabastecimiento
España es un país fuertemente dependiente de las importaciones energéticas. Esta dependencia lastra todo nuestro entramado empresarial al tener, a diferencia de otros países europeos, una intensidad energética alta y ascendente. Pese a ello, esta cifra de dependencia energética es la menor de los últimos 16 años debido a un descenso de la demanda de energía final sin precedentes y al incremento de la participación de las energías renovables en el mix energético español.
La energía de origen fósil es altamente contaminante y agotable en una escala de tiempo que podamos considerar corta. El consumo de la energía en España procede en un 75,3 % de este tipo de fuentes de energía (petróleo 42,2%; gas natural 22,1% y carbón 11%). Este uso de combustibles fósiles complica el cumplimiento de los compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero asumidos por España en el marco del Protocolo de Kioto.
En España también se obtiene energía procedente del uso de combustibles nucleares que se sitúa en un 12,6% del total. Sus reservas son limitadas, generan residuos radiactivos nocivos durante miles de años y provocan graves catástrofes ambientales en caso de accidente.
Las energías renovables suponen el 12,2% del total de fuentes de energía primaria utilizadas en España en 2012. La Unión Europea ha fijado en el 20% el porcentaje de consumo energético que debe proceder de fuentes renovables para el año 2020. Para su consecución están en marcha tanto el Plan de Acción de Ahorro y Eficiencia Energética 2011-2020 como el Plan de Energías Renovables 2011-2020. Si se cumplen, ambos planes deberían reducir nuestra dependencia energética y nuestro nivel de emisiones de gases de efecto invernadero en lo s próximos años.
Las energías renovables son energías inagotables y autóctonas que, al no depender de recursos externos ni de los mercados o situaciones socio-políticas internaciones, permiten la autonomía energética, con lo que evitan conflictos interregionales y graves catástrofes ambientales. Las energías limpias constituyen la única alternativa para un autoabastecimiento energético sostenible